Florida apuntala a Marco Rubio o lo hunde. Se suponía que Florida iba a apuntalar las aspiraciones presidenciales de dos pilares de la política estatal, el exgobernador Jeb Bush o el senador Marco Rubio.
Esa era la idea cuando la legislatura estatal, controlada por el Partido Republicano, corrió la primaria al tercer martes de marzo, la fecha más temprana disponible para una votación en la que un solo candidato se llevará 99 delegados.
Pero todo esto sucedió antes de que cualquiera soñara –o tuviese pesadillas– con que el magnate y astro de reality TV Donald Trump tuviese posibilidades de ganar el estado. Antes de que Bush, alguna vez considerado el favorito en las internas partidarias, tuviese que abandonar la contienda por falta de apoyo y antes de que la candidatura de Rubio se desinflase por su flojo desempeño en los debates. Ahora, la iniciativa que buscaba solidificar sus aspiraciones podría ser la que termina de hundirlo.
“No hay duda de que se tomaron decisiones pensadas para beneficiar a los dos hijos pródigos de la Florida, Bush y Rubio”, expresó Joe Gruters, vicepresidente del Partido Republicano de la Florida y copresidente de la campaña de Trump en este estado. “Estoy seguro de que no les alegra demasiado el que el movimiento de Trump sea tan fuerte. Es exactamente lo contrario de lo que querían. En lugar de asestarle un fuerte golpe a los demás, le están dando un duro golpe a la gente que querían ayudar”.
Con Bush afuera, Rubio está segundo en las encuestas, detrás de Trump en la Florida.
En contra de los deseos del Partido Republicano nacional, la Florida realizó las primarias del 2008 y el 2012 en el último martes de enero en un esfuerzo por promover las ambiciones de sus candidatos preferidos antes de que se votase en otros estados. Fue así que ayudó a cimentar las candidaturas de John McCain y de Mitt Romney.
Pero corría peligro de perder todos sus delegados si volvía a violar las reglas del partido y en el 2013 la legislatura corrió la primaria al primer martes de marzo. El año pasado, cuando Bush y Rubio preparaban sus campañas, decidió innovar de nuevo: cambió otra vez la fecha y dispuso que el ganador se llevase todos los delegados, no que se repartiesen en forma proporcional al voto.
No todos pensaron que esa era una buena idea, incluida la Federación de Mujeres Republicanas de la Florida.
“Las mujeres republicanas intentamos hacer que los delegados se repartiesen por distrito legislativo y se les dijo que no había la menor posibilidad de que eso se diese”, expresó Cynthia Henderson, la anterior presidenta del grupo. “Me dijeron de bien arriba que no volviésemos a mencionar el tema”.
Con aire resignado, no obstante, agregó que, a esta altura, todo esto puede resultar irrelevante en vista de la ventaja que ha sacado Trump.
“Mi candidato no tiene esperanzas, de modo que no me importa quien gane”, dijo Henderson, quien apoyaba a Bush.
Grunters destacó que Trump tiene una casa en Palm Beach y varias empresas en la Florida, por lo que no es visto como alguien de afuera.
“Donald Trump es básicamente de la Florida. Pasa mucho tiempo aquí, ha invertido decenas de millones de dólares en propiedades, emplea miles de personas. Y empezó a trabajar temprano” en su candidatura, señaló Gruters. “Estoy yendo a comidas republicanas desde el 2012. Hizo todo lo necesario para ganar en la Florida”.
“Los republicanos de la legislatura acabaron en la práctica con las posibilidades de Rubio de conseguir la nominación y son los únicos responsables. Una vez más, la chicanería republicana no funcionó y han sufrido una humillación pública”, declaró el portavoz del Partido Demócrata de la Florida Max Steele.