Los aviones comerciales podrían repostar en vuelo, poco después del despegue, una medida que permitiría ahorrar hasta el 20% del carburante, manteniendo las condiciones de seguridad actuales, indica una estudio europeo con participación suiza.
La Alta Escuela de Zúrich para las Ciencias Aplicadas, que participó en el estudio, indicó este lunes en un comunicado que “unas gasolineras volantes podrían revolucionar el transporte aéreo”.
Los aviones comerciales podrían despegar con menos queroseno en los depósitos y repostar cuando alcancen una altitud de 10.000 metros, añade el comunicado.
Tener el depósito lleno durante el despegue supone una gran desventaja, ya que las reservas de queroseno representan un tercio del peso total del avión.
Los aviones militares ya repostan en vuelo, pero este estudio plantea esa opción para los aviones comerciales.
Los autores del estudio trabajaron durante tres años para comprobar si se podía aplicar esa medida al tráfico civil.
El proyecto se titula RECREATE (Research for a Cruiser Enabled Air Transport Environment) e implica a investigadores del centro suizo y de instituciones de cinco países europeos. Según su propuesta, unos aviones cisterna que llevarían carburante suficiente para reabastecer a entre tres y cinco aviones volarían en lugares muy definidos.
Leonardo Manfriani, responsable del proyecto en el centro suizo, explica que esas gasolineras volantes deberían situarse bastante lejos de las zonas habitadas, pero también muy cerca de los principales corredores aéreos.
Los cálculos de los investigadores indican que se podría ahorrar un 20% de carburante con esa medida. Se reduciría, además, el ruido en torno a los aeropuertos, ya que, cuanto más pesa el avión, más ruido hace, señala Manfriani.
El sistema también permitiría hacer vuelos muy largos, como Zúrich-Sídney, sin escala.
El proyecto no tiene ningún obstáculo técnico, según los autores del estudio. Varios pilotos ya han probado en sus simuladores el repostaje en vuelo, que debería ser totalmente informatizado.
En una segunda fase del proyecto, los científicos plantean la posibilidad de crear aviones gigantes, capaces de dar varias vueltas al mundo sin escala.
Unos aviones más pequeños se encargarían del repostaje. Los equipajes, la basura e incluso los pasajeros podrían entrar y salir del avión en vuelo, lo que convertiría esos aparatos en una suerte de metro aéreo.