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Bélgica vive entre investigaciones y recogimiento. Un mes después de los atentados de Bruselas, Bélgica rinde homenaje este viernes a sus 32 muertos y centenares de heridos, tratando de extraer lecciones de esos ataques sin precedentes y de recuperar cierta normalidad.
La estación de metro de Maelbeek, donde uno de los kamikazes se hizo estallar, volverá a abrir el lunes, según anunció simbólicamente este viernes la Stib, que gestiona la red bruselense.
Con una visita a esta estación, donde depositaron flores, los miembros de la comisión de investigación parlamentaria iniciaron este viernes su trabajo, en medio de una persistente controversia sobre los fallos de los servicios de inteligencia belgas.
El rey de los belgas, Felipe, y la reina Matilde presidirán dentro de un mes, el 22 de mayo, una ceremonia de recuerdo a la que se asociarán las autoridades del reino, los familiares de las víctimas y los servicios de socorro.
La comisión de investigación tratará de dilucidar, antes de fin de año, cómo las autoridades hicieron frente a los ataques, así como las causas de la emergencia del radicalismo en Bélgica.
Los parlamentarios acudirán luego al aeropuerto de Bruselas-Zaventem, devastado por un doble atentado suicida una hora antes del producido en el metro, y que funciona ahora de forma parcial.
Las “recomendaciones” de la comisión de investigación podrían conducir a “cambiar la arquitectura de la seguridad” y “quizá a una reforma de las policías”, explicó el jueves el presidente de la Cámara, Siegfried Bracke. “Hay que simplificar”, añadió, en momentos en que se han revelado fallos en la recolección y en el proceso de compartir informaciones entre los servicios de policía, de inteligencia y de la justicia, debido al gran número de personas implicadas en la lucha contra el radicalismo y el terrorismo en el reino.
El Gobierno anunció este viernes que creaba para las víctimas y sus familiares un estatuto equiparable al de víctimas de guerra, que prevé una ayuda financiera por el daño moral sufrido, así como otras medidas sociales.
Y el primer ministro, Charles Michel, reveló una serie de medidas de alivio fiscal para responder a las inquietudes de los profesionales del turismo y de la restauración, un sector muy afectado.
La investigación reveló que los atentados de Bruselas y de París (130 muertos el 13 de noviembre), reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI), fueron cometidos por la misma célula, que tuvo múltiples escondrijos y apoyos en Bélgica.
Salah Abdeslam, sospechoso clave de los atentados de París y vinculado a los autores de los de Bruselas, fue detenido el 18 de marzo en Molenbeek. Será próximamente entregado a la justicia francesa.
Mohamed Abrini, que participó en la localización de lugares antes del 13 de noviembre con Abdeslam, fue detenido e imputado en Bélgica. Admitió ser el “hombre del sombrero”, el tercer yihadista del aeropuerto, que no se hizo estallar.
También está detenido por las dos series de atentados Osama Krayem, un sueco, antiguo combatiente en Siria, como Abrini.
Pese a estos avances en las investigaciones, las autoridades belgas advirtieron esta semana que era elevado el riesgo de nuevos atentados por parte de yihadistas europeos que regresan de Siria.
Bélgica vive entre investigaciones y recogimiento

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