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Bolivia no quiere más de Evo Morales. El presidente Evo Morales veía alejarse el martes la posibilidad de aspirar a un cuarto mandato en 2020 tras el referendo del domingo, en el que el “NO” a la reforma constitucional a favor de una nueva reelección del mandatario llevaba ventaja, según cómputos oficiales.
Cuando se llevaban escrutados el 78,6% de los votos, el “NO” a la reforma llevaba el 53,83% frente al 46,17% a favor del “SI”, con 22.990 actas electorales contadas de un total de 29.224, según el lento conteo del Tribunal Supremo Electoral. Cualquiera de las dos opciones debe ganar con 50% más un voto, según la ley boliviana.
El “SI” ha ido subiendo lentamente desde los primeros cómputos. El presidente Evo Morales pidió el lunes esperar los resultados finales y manifestó su optimismo de remontar con el voto rural que demora en llegar a los centros de cómputo.
El recuento de actas electorales es manual de acuerdo con la ley. Esa “lentitud en la publicación de resultados” ha sido observada por la misión de observadores de la OEA. Grupos de opositores hacían vigilia el lunes en la noche en el centro de cómputo de La Paz. La tensión de la campaña electoral se ha trasladado a los cómputos.
De confirmarse la tendencia sería la primera derrota de Morales en los diez años que lleva en el poder con una exitosa gestión económica.
Analistas atribuyen el traspié a un cansancio del electorado, a los efectos de una crisis que comienza a sentirse en una economía altamente dependiente de la exportación de materias primas y a escándalos de corrupción que han mermado la credibilidad del mandatario, pero sobre todo de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).
“La corrupción le está pasando una factura cara. Con una imagen debilitada el reto de Morales tras el referendo es concluir favorablemente su gobierno manteniendo la estabilidad económica, social y política”, dijo a la Associated Press el profesor de ciencia política de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, Marcelo Silva. Pugnas internas por la sucesión podrían debilitar más al partido gobernante, según Silva.
Aunque todavía no admitió su derrota, Morales dijo el lunes ante la prensa que “gane o pierda, la lucha sigue, la vida sigue”. Se declaró víctima de una “guerra sucia” de la oposición y de las redes. Estas últimas han jugado un papel central ante la abrumadora propaganda gubernamental desde los medios masivos.
“Tal vez en el futuro será importante debatir el tema de las redes sociales. En algunos países, con mala información, tumban gobiernos, perjudican al país y crean confrontación”, dijo.
Bolivia no quiere más de Evo Morales

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