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Es el líder líder indiscutido de la puja por la nominación republicana, pero las aspiraciones presidenciales de Donald Trump bien podrían depender del desenlace de una compleja batalla por delegados que recién ahora empieza a planificar.
La campaña de Trump admite que demoró un poco en enfocarse en un aspecto de las primarias cuyos entretelones no conoce demasiado y que le ha costado ya algunos delegados. El martes abrían una oficina en Washington que se concentrará en ese tema y en las relaciones con el Congreso, según el asesor de Trump Barry Bennett.
Trump contrató además a un veterano de estas lides como director de todo lo relacionado con la convención republicana. Paul Manafort supervisará “la presencia de Trump en la convención”, incluida una eventual batalla por los delegados, indicó Bennett.
“Empezamos todo esto hace un par de semanas, pero ahora estamos a toda marcha”, expresó Bennett en alusión a los esfuerzos de Trump por asegurarse delegados.
Trump inició el lunes acciones legales contra el Comité Nacional Republicano para preservar su reciente victoria en Louisiana, uno de muchos estados con complicadas reglas que permiten a las campañas influir en el proceso de nominación presidencial incluso después del conteo de los votos.
Algo similar ocurre cada cuatro años. Pero la campaña de Trump ha sido impulsada más por la cobertura periodística que por una organización de base como la que tiene Ted Cruz. Ahora Trump tiene que tratar de crear una que le permita pelear los delegados de Marco Rubio, quien ya se retiró de la contienda.
Las medidas del martes indican que Trump está dispuesto a respetar las reglas y a establecer alianzas en un sistema político que hasta ahora ha desdeñado. Llegan en momentos en que se perfila una batalla hasta la última primaria del 7 de junio, o incluso hasta la convención de julio en Cleveland si Trump no se asegura los delegados necesarios para obtener la nominación.
En una campaña marcada por insultos y una retórica muy extrema, la nominación podría ser decidida por legisladores, activistas y abogados.
La selección de los delegados a la convención nacional es un proceso tedioso regido por reglas que varían de estado a estado. En algunos estados como New Hampshire y California, los candidatos presentan sus listas de delegados, gente que supuestamente va a ser fiel a un candidato en caso de una convención reñida.
En estados como Louisiana, Iowa, Nevada y muchos otros, en cambio, los delegados son elegidos en convenciones de distritos legislativos y estatales, así como en asambleas partidarias. Para evitar trampas, el partido dispuso que en la primera votación de la convención, un delegado tiene que elegir al candidato que representa.
“La verdad, soy nuevo en esto. Obviamente no es perfecto”, dijo el colaborador de Trump Ed Brookover, quien, al igual que Bennett, es uno de varios exasesores de Ben Carson contratados en las últimas semanas para librar la batalla de los delegados.
Brookover aseguró que Trump tendrá una “presencia activa” en todas las convenciones y asambleas en las que se seleccionan delegados, por más pequeñas que sean.
Se necesitan 1.237 delegados para conseguir la nominación republicana. Trump, con 736 delegados, es el único candidato con opciones reales de llegar a esa cifra.
Rubio había cosechado 171 delegados antes de retirarse de la contienda, quienes podrían inclinar la balanza. La mayoría de los delegados pueden votar por quien deseen si su candidato preferido abandona el proceso.
Dado que las reglas cambian de estado a estado, no obstante, los cuadros partidarios experimentados tienen una gran ventaja. En Alaska, por ejemplo, el Partido Republicanos inicialmente distribuyó los cinco delegados de Rubio entre Trump y Cruz. Pero el lunes se informó que Rubio había pedido conservar sus delegados.
Una disputa en Louisiana da una idea de los desafíos que enfrenta Trump.
Rubio consiguió cinco delegados en la primaria del 5 de marzo en ese estado, quienes quedaron en libertad de acción cuando el senador de la Florida se retiró.
En la posterior convención de Louisiana, Cruz se llevó los delegados de Rubio y otros cinco que no estaban comprometidos con nadie. Como consecuencia de ello, Cruz podría cosechar más delegados que Trump en Louisiana a pesar de que el magnate ganó el voto popular del estado.
Bennett dijo que la campaña de Trump cuestionará la repartición de delegados de Louisiana durante la conferencia del comité nacional republicano previa a la convención.
El activista pronosticó que, de todos modos, Trump sumará unos 1.460 delegados en las primarias, muchos más que los requeridos, lo que hará innecesaria esa acción legal.
El director ejecutivo del partido republicano de Louisiana Jason Dore dijo que no sabe a quién demandará Trump. “Los 10 delegados en cuestión pueden votar por quién quieran de acuerdo con las normas. Ni el partido ni yo podemos forzarlos a que voten por nadie”, expresó.
Donald Trump peleara por su candidatura

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