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Erika Fonseca

El color en la vida. Por Erika Fonseca

By agosto 24, 2010No Comments

Color: palabra con tantos significados que lo mismo sirve de metáfora para el diseño, la astrología o la vida.

â??Todos tenemos un diseñador frustado dentroâ?. Hace mucho me enojaba, ahora solo me impresiona como, casi cualquiera, se siente capaz de solucionar los problemas de un diseñador.

¿Por qué si confían en un doctor, no acuden con la misma confianza al diseñador? Al final del dia tenemos muchos conocimientos que nos hacen poder solucionar problemas específicos: desde el diseño de un buen atuendo, una imagen, un logo. El diseño NO es un asunto de intuición como sugería, alguna vez, una clienta mía: â??Erika, fúmate una lumpia y deja que salga lo que nos gusta, sólo tu sabes comoâ? Claro, lo hacía después de haber pedido a otros dos diseñadores algún diseño. El diseño es un proceso de comunicación.

Intentaré explicarlo de manera práctica y sencilla, el ejemplo será una señora que se pinta el cabello de rubio oxigenado, sin haber consultado a nadie. Aquí la primera reflexión es la misma: ¿por qué, si quería un cambio de imagen no consulto un experto? Siempre he querido preguntarle a este grupo en particular: ¿si fueras a operarte, irías al veterinario? Pues, es obvio que no! Es entonces cuando la señora va al changarro de la esquina, pide el cambio de color al estilista, quien a cambio de vender un paquete de decoloración, tinte, tratamiento y corte incluído pierde la perspectiva del cambio de imagen para una señora que, lejos de verse bien, luce fatal. Un cambio de imagen debería de sacar lo mejor de nosotros mismos, realzar nuestra personalidad, nuestro físico. En este caso, debería de enmarcar el rostro, no quitarle color ni desviar la atención. Y justo eso es lo que sucede; la señora en cuestión cambia tanto los tonos naturales, hace un jaque mate con la colorimetría de su propia personalidad que uno ya no sabe que voltear a ver primero, si el color del cabello que se ve por demás artificial y maltratado o enfocarse en el rostro que seguramente se encuentra escondido detrás de una gran capa de maquillaje, operación de la nariz o simplemente, detras del cabello realmente teñido.

Las preguntas son: ¿por qué esconderse? ¿por qué no dejar ver lo mejor de nosotros?

Es un ejemplo muy burdo seguramente, pero lo mismo pasa en las empresas: el logotipo lo hizo el dueño en un momento de inspiración, o lo hizo el hijo, que no es diseñador, pero que dibuja muy bien, y cuenta el cuento chino de los perros de la mamá en un castillo, verídico! Lo he vivido!

Y después, años después, se preguntan cómo es que la empresa, si es tan buena y tan grande, no tiene el posicionamiento debido. El diagnóstico es muy fácil: la comunicación que manejan no tiene relación alguna con la realidad existente, lo mismo que la señora de piel castaña que se tiñe el cabello de rubio. Hay elementos reales y contradictorios al mismo tiempo. Mala traducción de cualidades reales en cualidades gráficas, en dos palabras: mala comunicación.

Siempre pasa, me queda muy claro que no queremos comunicar nuestras inseguridades pero, ¿acaso la señora teñida, no es lo primero que deja ver? Lo mismo que una empresa que no logra comunicar los elementos que realmente la haría posicionarse dentro del mercado. Acaso siempre que conocen a una rubia , ¿creen que es natural? Estoy convencida que el mito de que todas las rubias son zonzas va de la mano con quererse esconder y no mostrar su verdadero yo.

Moraleja: si tienen una empresa, contraten a un buen diseñador, uno que sepa traducir y reforazar sus calidades reales y destacarlas a nivel gráfico. Analicen de pronto lo que se esta creando, por ejemplo, si son una empresa que como parte de sus valores principales manjean la confiabilidad en la gente, â??creeríanâ? es esa confiabilidad si les entregan un tríptico donde aparecen dibujos de personas â??sin ojosâ?. Tal vez a mí, me parezca como muy obvio y a ustedes no. Pero es cosa de desarrollar el proceso mental y tratar de ver qué es lo que dicen las imagenes que son parte de la empresa o de nosotros mismos. Al final de día todo comunica: nuestro tono de voz, nuestra ropa, nuestro logo, nuestra empresa. Es cierto que tampoco podemos tener el control de todo. Imposible. Pero si creo que hay que poner especial énfasis en lo que sí queremos comunicar.

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