En 2010, las autoridades detuvieron a Elton Simpson, uno de los dos supuestos agresores de un tiroteo el fin de semana afuera de un acto en Texas donde competían caricaturas del profeta musulmán Mahoma.
En el momento de ese arresto, el joven de Phoenix era objeto de una investigación por terrorismo iniciada unos cuatro años antes. Pero a pesar de las más de 1.500 horas de conversaciones grabadas, en las que en ocasiones Simpson hablaba de combatir a los infieles por Alá y de sus planes de colaborar con “hermanos” en Somalia, el gobierno sólo le acusó de un delito menor: mentir a un agente federal. Afrontó tres años de libertad condicional y 600 dólares en multas y costas legales.
Este domingo, dos hombres identificados por las fuentes oficiales como Elton Simpson y Nadir Soofi dispararon en Garland, un suburbio de Dallas, a un guarda de seguridad apostado ante el edificio del concurso de dibujos. Las fuentes hablaron sólo bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a comentar la investigación con su nombre.
El grupo armado Estado Islámico reclamó la responsabilidad del ataque. Un comunicado el martes en la emisora de radio del grupo, Al Bayan, indicó que “dos soldados del califato” habían realizado el ataque del domingo. El aviso no dio detalles, y no estaba claro si el grupo se estaba atribuyendo el atentado de forma oportunista.
Se esperaba que el concurso de caricaturas, deliberadamente provocador, causara indignación en la comunidad musulmana. Según la tradición musulmana más extendida, cualquier representación física del profeta Mahoma -aunque sea respetuosa- se considera blasfema, y dibujos similares a los que se mostraban en Texas han provocado actos de violencia en todo el mundo.
Elton Simpson y Soofi llevaban chalecos antibalas, y uno de ellos disparó al guardia de seguridad en la pierna. Un único agente de la policía de Garland derribó a los dos hombres armados, señaló la policía de Garland, aunque agentes de asalto que estaban cerca también dispararon a los dos hombres tras los primeros disparos del agente. La policía no sabía quién disparó los disparos mortales, señaló Harn.
El guarda de seguridad fue atendido y dado de alta en un hospital cercano.
Las fuerzas de seguridad investigaban los motivos de los agresores y todas las circunstancias en torno al ataque, señaló el secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson.
Elton Simpson, descrito como tranquilo y devoto, estaba en el radar de las fuerzas de seguridad por su actividad en medias sociales, pero las autoridades no tenían indicios de que planeara un atentado, indicó un agente federal familiarizado con la investigación.
En un comunicado publicado el lunes por la firma legal de Phoenix Osborn Maledon, la familia de Simpson dijo estar “luchando por comprender” cómo se produjo el suceso.
“Estamos seguros de que mucha gente en este país tiene curiosidad por si teníamos idea de los planes de Elton”, indicó el comunicado. “A eso le decimos, sin dudar, que no la teníamos”.
El comunicado añadió que la familia tiene “el corazón roto, y está en un estado de profunda conmoción”, y señaló que oraban por todos los afectados por este “acto de violencia sin sentido”.
Simpson oró en el Centro Comunitario Islámico de Phoenix durante unos 10 años, pero dejó de acudir hace dos o tres meses, indicó a Associated Press el presidente de la mezquita.
El sospechoso, converso al islam, atrajo la atención del FBI en 2006 por sus lazos con un exmiembro de la Marina estadounidense que después fue condenado por cargos relacionados con terrorismo, según registros judiciales.
Durante varios años, el FBI grabó conversaciones de Simpson con un informante.
“Debo decir que me pareció que los cargos eran totalmente desproporcionados, que sólo trataban de cubrir lo que había sido una larga y costosa investigación y que simplemente no podían irse sin presentar algún cargo”, señaló la abogada de Simpson, Kristina Sitton.
La letrada señaló que no había visto indicios de que su cliente fuera capaz de actos violentos, y asumía que simplemente había “saltado”.
Se sabía menos sobre Soofi, que parecía no haber pasado nunca por un tribunal federal, según una búsqueda en registros judiciales.
Sharon Soofi, su madre, que ahora vive en una pequeña localidad al suroeste de Houston, dijo al Dallas Morning News que no tuviera idea de que su hijo pudiera recurrir a la violencia.
Su hijo fue “criado en una forma estadounidense normal” y “estaba muy implicado políticamente con Oriente Medio. Sólo al tanto de lo que ocurre”.
“No sé si algo lo hizo saltar”, dijo. “Lo difícil es comprender por qué haría esto y dejar atrás a un hijo de 8 años”.