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Empero, la agresión a los soldados sobre la carretera México-Nogales se salió de esa “normalidad”, ha comenzado a generar muestras de solidaridad con los elementos de las Fuerzas Armadas, ante el temor de ser las próximas víctimas de esta violencia creciente, por la disputa de las ganancias del cultivo y la siembra entre los dos grandes grupos delictivos de la región, sus herederos y escisiones.
Hace 15 días un grupo fuertemente armado emboscó durante madrugada a un convoy del Ejército Mexicano que trasladaba en una ambulancia a un presunto delincuente herido sobre la carretera México-Nogales, en Culiacán, Sinaloa, con el saldo mencionado de muertos y heridos.
El primer ataque ocurrió en la sierra del municipio de Badiraguato, donde opera el cártel del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Posteriormente, en el traslado de uno de los heridos los soldados que custodiaban la ambulancia de la Cruz Roja fueron emboscados.
Los elementos del Ejército escoltaban una ambulancia de la Cruz Roja que llevaba en su interior a un, presunto integrante del crimen organizado.
Elementos de la SEIDO, con peritos y efectivos militares llevan a cabo las investigaciones del caso, reconstruyendo hechos revisando cámaras de video, tomando fotografías y cronometrando los tiempos de los recurrido y el tiempo que tardó el convoy en llegar de la entrada norte de Culiacán al fraccionamiento Barcelona.
Emboscada en Culiacán desata cacería contra el narcotráfico en Sinaloa

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