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La caída de Jeb Bush. Un apellido famoso, una carrera política alabada y donantes adinerados no fueron suficientes para salvar a Jeb Bush, que anunció la noche del sábado que se retiraba de la competencia a la Casa Blanca tras humillantes resultados en las primarias republicanas.
El exgobernador del importante estado de Florida, hermano e hijo de dos expresidentes estadounidenses, comenzó su campaña el año pasado como el favorito para conseguir la nominación de su partido para las presidenciales de noviembre próximo, con el respaldo de reconocidos asesores políticos y millones de dólares en donaciones, pero solo consiguió buenos números en los sondeos durante los primeros momentos de la campaña, para luego derrumbarse. Desde hace semanas, sus posibilidades parecían haberse desvanecido.
El tiro de gracia vino este sábado cuando alcanzó apenas el cuarto lugar con un 8% de los votos en las primarias republicanas en Carolina del Sur, donde su hermano y su padre, los expresidentes George W. Bush y George Bush, obtuvieron buenos resultados en sus respectivas carreras.
“Esta noche, suspendo mi campaña”, dijo Bush, de 63 años, conteniendo las lágrimas al hacer su anuncio en Columbia, Carolina del Sur (sureste de EEUU). “Estoy orgulloso de la campaña que hicimos para tratar de unir nuestro país”.
Según las proyecciones, en Carolina del Sur triunfó el grandilocuente multimillonario Donald Trump, que hizo de Bush una de las víctimas predilectas de su ácido verbo.
El logo de la campaña de Bush era su nombre con un signo de exclamación -Jeb!-, en un intento por mostrar entusiasmo, lo que contrastó con el candidato, que nunca llegó a emocionar a los republicanos.
Trump sacó provecho de esa situación y lo calificó de candidato de “baja energía”, una impresión que se grabó en la mente de los votantes y que Bush jamás pudo sacudir.
A Bush ni siquiera pudieron salvarlo su hermano George W. y su madre, la popular Barbara, que hicieron campaña en su nombre en los últimos días.
“Esta noche hablé con mi hermano y lo felicité por su campaña. Le dije a Jeb lo orgulloso que estoy de él y de sus colaboradores por haber hecho una campaña que miró hacia el futuro, propuso políticas serias y elevó el tono de la carrera”, indicó su hermano en un comunicado.
Bush tampoco se benefició de su apellido, ante el hartazgo de una parte del electorado, que rechazaba la posibilidad de un tercer Bush en la Casa Blanca.
Prometió una campaña “alegre”, pero por momentos en la campaña mostró un carácter irritable.
Hay expertos que dicen que Bush simplemente no era el candidato para los actuales tiempos, cuando el electorado republicano ha preferido a ‘outsiders’ antisistema, como Trump o el ultraconservador Ted Cruz.
Este candidato casado con una mexicana y que habla fluido español tenía algunas posturas más moderadas que las de sus rivales, que no eran bien vistas por las bases del partido, como la defensa de un mecanismo para regularizar a los inmigrantes indocumentados.
A medida que su campaña hacía agua, se hizo cada vez más claro en las últimas semanas que no seguiría los pasos de su padre y su hermano en la Casa Blanca, lo que se confirmó la noche del sábado.
La caída de Jeb Bush

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