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Salud y ciencias de la salud

La OPINION de Ricardo Aleman

By mayo 18, 2009No Comments

El espectáculo que suele resultar del ejercicio de la política, la lucha por el poder y la supervivencia del gobierno llevó al clímax a buena parte de los mexicanos y los medios â??en un frenesí que terminará concluido el proceso electoral de julioâ??, al extremo de volverlos insensibles a hechos intolerables como el nuevo secuestro y asesinato de un joven. Sociedad y medios parecen haber perdido sus capacidades de asombro, indignación, enojo y respuesta ante los enemigos sociales. Hoy preferimos el circo.

¿A quién le importa que la incontenible ola de secuestros esté de vuelta en todo el país, pero sobre todo en grandes ciudades como el DF? ¿A qué autoridad le ha interesado el escándalo que significa â??en tiempos electorales y de circo mediáticoâ?? el secuestro y asesinato de Antonio Equihua? ¿Por qué debíamos preocuparnos de un crimen que debía ofender a todos, si la mezquindad mediática nos tiene entretenidos con â??todo lo que usted quiso saber y nunca se atrevió a preguntarâ? de los escándalos de Ahumada, Madrazo, Salinas, Zedillo y De la Madrid? Esa parece la respuesta social.

ANTICUERPOS ANULADOS

A los ojos de todos y para regocijo del â??respetableâ?, el circo del poder y la política ha sido prolífico en las semanas recientes. Pelearon por espacios y atención los libros de Carlos Ahumada y Roberto Madrazo â??que exhiben la podredumbre del poder y la políticaâ?? y la exhibición poco ética de una entrevista a Miguel de la Madrid, el anciano ex presidente que en su papel de muñeco de ventrílocuo lanza sobre su sucesor paladas del mismo estiércol que siempre ha acompañado al clan Salinas… pero también al ex presidente De la Madrid, el responsable de meter al narcotráfico al poder político.

¿Qué novedades aportan los escándalos? ¿Qué verdades se revelan? ¿Cuánto de lo que se dice va acompañado de evidencias, datos duros, videos, grabaciones? Y lo más preocupante… ¿cuánto de ese grosero circo servirá para enviar a prisión a un ex presidente, ex candidato presidencial, político de altos vuelos? Vulgar circo, pantallas mediáticas grosera e inútiles â??porque la impunidad sigue intacta y no veremos en muchos años a ningún presidente, ex presidente, ex candidato presidencial o líder de partido en prisiónâ??, que sólo han servido para ahogar tragedias sociales como el secuestro y crimen de Antonio Equihua.

¿Qué habría pasado si en lugar de exaltar el circo del poder los medios hubiesen denunciado con toda su fuerza el caso del más reciente joven secuestrado y asesinado, nueva atrocidad que parece ya no enojar a nadie? ¿Qué hubiese pasado si gobernantes y políticos dedican todo el tiempo que dedicaron a los escándalos de Ahumada, Madrazo, Salinas y De la Madrid a buscar soluciones de Estado para acabar con el crimen? ¿Qué hubiese pasado si los millones de mexicanos que piensan votar en julio salieran a las calles antes del proceso electoral, para advertir que no votarán si no se resuelve ese y otros casos?

Está claro que partidos, políticos, candidatos y no pocos medios están en otra realidad: la lucha por el poder. Y en esa lucha no existe lugar para atender los reclamos sociales prioritarios como el de acabar con el secuestro y el crimen de los secuestrados. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, todos los líderes de los partidos, de diputados y senadores, y los aspirantes a puestos de elección popular dedican a resolver el secuestro sólo 20% de todo el dinero que en año electoral se destina a la política? Otro gallo cantaría. La realidad, sin embargo, es otra. Los políticos, gobernantes y líderes partidistas han perdido la sensibilidad social, los anticuerpos, las capacidades de indignación y asombro ante el crimen, y han refinado su gusto por el circo.

EL ESTADO AL REVÃ?S

En el fondo parece que México inventó una nueva concepción del Estado â??el Estado al revésâ??, donde el gobierno coloca montañas de dinero en los bolsillos de los partidos y en la organización de las elecciones â??para que los ciudadanos elijan a quienes crearán las leyes para resolver los grandes problemasâ??, pero al final de cuentas ni el gobierno ni los representantes populares cumplen con su trabajo. ¿Por qué? Porque sólo está en juego la lucha por el poder, no la razón de ser del Estado, que son los ciudadanos: la preservación de sus derechos, libertades, vida y sus bienes. Todo eso es la razón de ser del Estado.

¿Pero qué ocurre cuando la sociedad permanece indefensa ante flagelos como el secuestro y el asesinato de los secuestrados â??como en el caso del crimen de Antonio Equihua, hijo de un empresario de la Central de Abasto, secuestrado, por el que se pagó el rescate y al que asesinaronâ??, mientras los políticos, gobernantes, grupos de poder y algunos medios se entretienen con espectáculos de circo, de rentable rating, de caldos gordos? ¿Qué pasa cuando los ciudadanos parecen llevados por otras prioridades â??de grupos de poder, lejanas a las que en tiempos electorales debieran estar en el centro de la agendaâ??, como cuestionar y sancionar las incapacidades del poder y la política?

Cuando eso ocurre podemos decir que la jerarquía del Estado se ha trastocado. Que en México se ha inventado una nueva en la que no importan los ciudadanos, sino el circo que de tanto en tanto nos regalan políticos y gobernantes

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