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Los protagonistas son jóvenes, la mayoría defeños. Grabaron sus días de encierro para ser parte de un web documental que se estrenará dentro de un mes por internet. Con un celular o una webcam registraron las eternas horas en casa.

El proyecto se llama â??Frente al encierroâ? y lo coordina Andrea Ortega, una estudiante de comunicación de la Universidad Panamericana que a través de su blog abrió la convocatoria: â??¿Cómo vives el encierro? Manda tu video con duración de tres a seis minutosâ?.

Le ha llegado de todo. Gente que al final de esos días se sentaron frente a su computadora y van narrando cómo vivieron los días entre cuatro paredes. Otros registraron sus reuniones con amigos donde juegan Xbox o juegos de mesa, eso sí, ninguna con más de diez personas. Hay amas de casa que platican lo que hicieron de comer o sus malabares con los niños y cómo, a pesar de estar acostumbradas a estar en casa, estos días no fueron fáciles.

Todos tienen algo en común: la desesperación. Y la retratan como pueden. Eugenio Perea es uno de los protagonistas. Todos los días le mandaba a Andrea un diario en el que cuenta que los electrodomésticos le hablaban. Día con día va narrando que El Picalica mantiene una conversación con La Licuadora o que El Abrelatas trae pleito con La Cafetera. Ha creado toda una historia con los utensilios de su cocina. Narra que siente que el cabello le ha crecido bastante, pero tiene miedo de írselo a cortar. También relata que El Refrigerador está a punto de quedarse sin nada, pero siente pánico de ir al supermercado.

Hay otra chica que se grabó en las madrugadas, por ahí de la una de la mañana, cuando después de dar vueltas en la cama y no conseguir dormir se ponía a platicarle al mundo cómo es perder el sueño con epidemia de influenza. â??Cómo me voy a dormir si todos los días me acuesto sin estar cansada, y cómo me voy a cansar si no salgo de mi casa en todo el díaâ?.

Entre los protagonistas hay dos hermanas que hacen un resumen diario de cómo a través de la información por internet sabían lo que estaba pasando afuera de su edificio. Reconocen que sin su Facebook, Twitter y Messenger no hubieran sobrevivido al encierro, pues así sienten que socializan.

Aunque no todos retratan el encierro dentro de cuatro paredes, pues hay quienes salieron a las calles con su camarita a grabar lo que vieron: parques desiertos, plazas anémicas, calles vacías, estacionamientos sin automóviles y columpios sin niños.

En los videos, la mayoría repite patrones; sólo salen de casa a buscar comida y se informan por internet. Como buenos chilangos ninguno está acostumbrado a que le sobre la mitad del día, a no pasar horas en el tráfico antes de comenzar a trabajar. Extrañan su ciudad, su rutina y poco a poco la casa se vuelve un lugar insoportable.

Dejan de tener gracia los programas de televisión, los videojuegos cansan, la cocinada diaria comienza a ser rutina y el encierro se convierte en algo que hay que contar. Eso es lo que se ve.

Así a Andrea la influenza le trajo un proyecto de examen final en su materia de cine documental. Ella es su propia casa productora, le puso â??Manchita filmsâ? y con la ayuda de la gente hará el primer documental del primer encierro chilango, con fecha de estreno el 4 de junio por http://diasdeencierro.com/

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