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Los emigrantes rechazados se quedan en Grecia. El director de la agencia europea de control de fronteras dice que es casi imposible devolver a Turquía a los migrantes que llegan a Grecia pero no tienen posibilidades de obtener asilo en la Unión Europea.
El jefe del Frontex, Fabrice Leggeri, dijo el martes en Berlín que los recién llegados que no cumplen los requisitos para obtener protección y son considerados migrantes por motivos económicos, se supone que deben abandonar Grecia en el plazo de un mes. Dado que la amplia mayoría llega en barcos procedentes de Turquía, esto supone que deben regresar a ese país.
Pero “prácticamente casi ningún inmigrante puede ser devuelto a Turquía”, explicó Leggeri sugiriendo que ningún país está aceptando a mirantes económicos no deseados y que es probable que todos se queden en Grecia.
Líderes de la Unión Europea están buscando vías para convencer a Ankara de que se comprometa a frenar el flujo de migrantes que intentan cruzar a Grecia.
Un grupo de control de migraciones dice que en lo que va de año más de 110.000 personas han cruzado el Mediterráneo hasta costas de Grecia e Italia. Esta cifra se alcanza cuatro meses antes que en 2015, un año que fijó un nuevo record migratorio en Europa.
La Organización Internacional para las Migraciones explicó que más de 102.500 personas arribaron a las costas griegas y más de 7.500 a las italianas hasta el lunes. Los datos del organismo muestran que en 2015, esta cifra se alcanzó en junio. Al final del año, más de un millón de personas había efectuado la peligrosa travesía.
Casi la mitad de los que llegan a Grecia son ciudadanos sirios, y un cuarto son afganos.
Por otra parte, también el martes, la agencia de refugiados de Naciones Unidas, ACNUR, dijo que un estudio halló que el 94% de los sirios y el 71% de los afganos que llegaron a Grecia en enero citaron la guerra y la violencia en sus países de origen como las principales razones para emigrar.
La gente que huye de las guerras y la pobreza en África, Oriente Medio y Asia enfrentan otro problema en Francia: El martes por la noche tendrán que abandonar un campamento en la ciudad portuaria de Calais, que se ha convertido en uno de los puntos calientes de la inmigración en Europa.
Las autoridades, que sostienen que el asentamiento presenta riesgos sanitarios, advirtieron la semana pasada a los residentes que tienen hasta las 20:00 horas del martes (1900 GMT) para abandonar en el campo.
Se espera que el martes se tome una decisión al respecto, en un esfuerzo de último momento de grupos de ayuda para retrasar el desalojo.
Las autoridades estiman que entre 800 y 1.000 personas residen en el campamento actualmente, pero grupos de ayuda humanitaria elevan la cifra a más de 3.000.
La máxima responsable del gobierno regional, Fabienne Buccio, dijo en la radio Europe-1 el martes que la orden de evacuación no supone que las autoridades vayan a emplear la fuerza para desalojarlo. El ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, insistió en que la evacuación va a ser “progresiva”.
Los emigrantes rechazados se quedan en Grecia

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