¿Y qué son los MMOs?
Todo comenzó hace muchos años, casi al mismo tiempo en que las computadoras y el Internet comenzaron a tener auge entre los estudiantes de las universidades estadounidenses; esta revolución tecnológica, aunada al creciente éxito de los juegos de rol, principalmente Dungeons & Dragons, dio inicio a lo que en ese entonces se conocerÃa bajo el nombre de MUDs.
Los MUDs (Multi User Dungeon), eran juegos de rol en los que se mezclaba una rudimentaria inteligencia artificial, la interacción con otros jugadores y, por supuesto, el gusto por las historias de fantasÃa. AsÃ, millones de jóvenes utilizaban una rudimentaria www para poder vivir aventuras en calabozos diseñados por equipos universitarios.
Pero los tiempos cambian, y con ellos la tecnologÃa; lo que antes eran juegos en los que la interacción se daba a través del texto, y las gráficas eran dibujos ascii, fueron evolucionando hasta transformarse en los que hoy se conoce como MMOs (Masive Multiplayer Online games)
La posibilidad de jugar en tiempo real con otros usuarios siempre ha atraÃdo a todos los gamers, porque si bien medirte con la inteligencia artificial es divertido, hacerlo contra otro humano es siempre un mejor reto. AsÃ, durante muchos años las compañÃas de videojuegos, después de ver y analizar el fenómeno de los MUDs, comenzó a trabajar en nuevos y mejores sistemas de interacción, al principio era la posibilidad de jugar en una red LAN â??recuerdo tardes con los amigos en las que conectábamos hasta seis computadoras para jugar Duke Nukemâ??, después la posibilidad de poder jugar en lÃnea, modalidad que se ha hecho popular tanto en las PCs como en las consolas, al grado de que algunos juegos, no digo nombres porque el Halo Reach se puede ofender, tiene un mejor multiplayer que campaña. Pero la diferencia principal entre los juegos multiplayer y los MMOs está en el â??Masiveâ?, la primera M, que indica que en un servidor pueden participar cientos de jugadores, mientras que en los multiplayers normales rara vez se pasa de 20.
Los juegos de rol siguen siendo los reyes indiscutibles del MMO. Después del éxito de juegos como Ultima Online y World of Warcraft, muchos nuevos creadores de videojuegos independientes, se dieron a la tarea de crear juegos masivos que se distribuyeran de manera gratuita, con tanto éxito que ya sólo algunos, como es el caso del WoW o el Final Fantasy XI siguen cobrando una cuota mensual por utilizar su servidor.
Lord of the rings Online, Perfect World International, Dungeons & Dragons Online, Battlefield Heroes, Atlantica Online, Entropia Universe, Jade Dynasty, y muchos, muchos otros tÃtulos pueden jugarse de manera gratuita, y si bien el modo de juego no varÃa mucho, escoger un MMO tiene que ver tanto con nuestra propia personalidad como jugadores y nuestros intereses, como con los detalles técnicos del juego o sus gráficos.
El éxito de los MMOs ha sido tal que incluso se han convertido en una nueva forma de hacer negocios. Desde los dÃas del Ultima Online, se han observado que vendÃan terrenos virtuales, o castillos enteros a través de Ebay. Después con el auge del WoW, se ha dado una práctica que se conoce como â??gold farmingâ?, donde jugadores recolectan oro en el juego para después cambiarlo por dinero en el mundo real; incluso hoy en dÃa el dinero de juegos como World of Warcraft o Perfect World, se ha comenzado a intercambiar por artÃculos reales como televisiones o consolas de videojuegos, al punto de que el â??gold farmingâ? representó, aproximadamente, poco menos del dos por ciento del producto interno bruto de China, el año pasado.
Sencillos pero adictivos, económicos pero potencialmente costosos, un escape pero también una realidad altera; los Masive Multiplayer son una representación de nuestros dÃas, un reflejo del homo ludens, tan importante en estos tiempos de violencia, crisis y decepciones, donde poder escapar de nuestra realidad a otra, aunque sea por unos momento, es tan importante. AnÃmense. Escojan el que más les guste, nada más con precaución y mesura, pues resulta fácil quedar enganchados en esa otra realidad, que a fin de cuentas, solo es ficción.
Rodrigo Dr. Niebla Castañeda