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Virgilia Commonfort Villalobos cumplirá 25 años como partera domiciliaria. Su experiencia la ha llevado a atender embarazos y alumbramientos de mujeres, las que, sin importar su estrato socioeconómico, tienen algo en común: le depositan su confianza para que reciba una nueva vida.
Reconoce que perdió la cuenta del número de bebés que ha traído el mundo, pero lo califica como un momento indescriptible, mágico. Ella misma lo vivió cuando trajo al mundo a su primera nieta.
Considera que la efectividad de este tipo de acompañamiento ancestral se debe al ambiente cálido y tranquilo que la futura mamá vive en casa y rodeada de sus seres queridos.
En entrevista realizada en una pequeña estancia donde recibe a las embarazadas de esta comunidad, localizada en San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec, Virgilia define su oficio como la superación de una serie de pruebas.
Ambas sudan. En cuclillas o sujeta de una hamaca, la futura mamá debe estar atenta a su instinto natural. En no pocas ocasiones requieren de las manos de las hermanas o del esposo.
Por su trabajo, las parteras no reciben paga en las comunidades, aunque todos las reconocen por su labor. Son lideresas naturales.
La mayoría de los partos en esta comunidad indígena son atendidos por ella, aunque hay una clínica del sector salud.
En algunas ocasiones, la partera recibe maíz, una gallina, un cartón de cerveza, tamales o fruta, aunque siempre permanece el lazo de amistad y agradecimiento con la mujeres.
La vía de comunicación entre ellas se comienza a construir antes del alumbramiento, cuando la embarazada le pide su asistencia, pero “luego de atender un parto —dice— se adquiere un compromiso con la madre y con el recién nacido, a veces para toda la vida”.
Virgilia es la única partera en su comunidad, tiene 45 años y estudia la secundaria abierta en el Instituto Estatal para la Educación de los Adultos, y aunque de niña se resistió a ser la aprendiz de su madre, también partera, hace más de dos décadas su pueblo le confió la responsabilidad de atender a las embarazadas.
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