El sector minero pagó 240 mil millones de pesos al fisco en siete años, lo que representa una parte importante de lo que recauda el Estado en impuesto a la renta, regalías y otros impuestos.
Asimismo, la inversión minera es el motor para muchas economías regionales, en las que la actividad no se contrapone al cuidado del medio ambiente.
La región de América Latina se posicionó como el principal destino de la inversión en exploración con 24 por ciento del total mundial.
México se ubicó como el principal receptor, le siguen Chile, Perú y Brasil. De 2020 a 2021 la minería creció 7,1%. Lo anterior se vio reflejado en la demanda de mano de obra que tuvo el sector y supone la generación de 28 mil 55 empleos.
Asimismo, una parte de lo que recibe el Estado es transferido a los gobiernos regionales, locales e instituciones públicas. La industria minera pagó más de 240 mil millones de pesos en impuestos y otros derechos en los últimos siete años. Además de que en 2021 representó 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
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Tan solo en 2019, el sector minero invirtió en acciones para el desarrollo social y la protección ambiental, un monto de cinco mil 327 millones de pesos ( tres mil 700 específicamente para la protección ambiental), superior y adicional a lo aportado para el Fondo Minero que fue de tres mil 496 millones de pesos.
Adicionalmente, es de las actividades con mayor presencia en el país por el desarrollo que genera. Sin embargo, la superficie que ocupan las minas en producción (instalaciones, tajos, plantas) es menor a 0.10% del territorio nacional y la misma está sujeta a una amplia normatividad.
Actualmente, es un sector industrial que utiliza tecnología de punta, reduciendo significativamente el impacto ambiental. Por ejemplo, el manejo de jales se puede realizar de forma más sustentable y segura.
Los jales de presas secas son una alternativa cada vez más viable y atractiva en la industria minera, debido a las tecnologías de desagüe que incorporan.
Se deshidratan los relaves, lo que permite un almacenamiento estable y con la capacidad de apilarse. Esto reduce la huella ambiental general, además de que permite que el agua se reutilice en los procesos. Este es el método más seguro, porque se le extrae la mayoría del agua con la filtración de los jales, aunque es el más caro.
Si la minería se gestiona de manera adecuada, puede generar puestos de trabajo, estimular la economía, generar inversión y desarrollar infraestructura que conlleve cambios positivos a mediano y largo plazo. La actividad minera no se contrapone al cuidado del medio ambiente.
En la actualidad, muchas empresas mineras en la región han apostado por ser ambientalmente sostenibles y socialmente responsables, lo que es un reto que se ha asumido y en el cual hay avances importantes.
JGR