â??Creo firmemente que debemos encarar, de una vez por todas, el tema de la migración ilegalâ?, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien ante el Congreso también se pronunció en contra de que los hijos de los trabajadores indocumentados que nacieron en territorio estadounidense â??vivan cada dÃa bajo la amenaza de deportaciónâ?.
A pesar de que ahÃ, en el segundo renglón está el nombre de quien dijo esta frase hoy martes 25 de enero, no logro entender quién verdaderamente pronunció esas palabras. Me explico. Sabemos que fue Barack Obama. El punto es cual de todas las facetas de un personaje fue la que motivó a retomar un tema tan polÃticamente delicado en el paÃs que gobierna.
Dudo mucho que haya sido el Obama Presidente, el que ha gobernado buscando una y otra vez el consenso bipartidista entre demócratas y republicanos. No, a ese le ha ido mal y no aspira a caminar en un tema donde el Congreso de los Estados Unidos lleva la batuta y donde su partido no tiene la mayorÃa en la Cámara de Representantes.
Qué tal el Obama Candidato, ese que en cada discurso levanta multitudes y dilapida frases célebres en cada cuerpo de palabras que recita. No, a ese hace mucho no lo vemos, salvo por el discurso en Tucson, Arizona de la semana pasada. �l no pudo haber dicho abiertamente esta frase, ya que en esta esporádica aparición tuvo la oportunidad de lanzarse sobre el tema del control de armas y fijar una postura que contribuyera a la reinstalación de la prohibición a las armas de alto poder que instauró en su momento el Presidente Bill Clinton y la dejó pasar.
Nos vamos quedando sin opciones. No pudo haberlo dicho el Obama que prometió un acercamiento con Latinoamérica, pero que faltó a su promesa de campaña de insertar el tema en la agenda legislativa para aprobar una reforma en su primer año de gobierno. SerÃa muy cÃnico que fuera él. Ã?l apostó por aprobar una reforma al sistema sanitario y ejerció gran parte de su capital polÃtico para este objetivo. No, no. Ã?l no fue.
Todo parece indicar que fue Obama el que ha iniciado su camino hacia la campaña de reelección en 2012. SÃ, todo parece indicar que fue el. Si no cómo nos explicamos una declaración tan fuerte con tan poco arsenal para defenderla en el campo de batalla institucional. Obama, el Presidente, no trae parque para esta batalla, vamos, no trae ni una piedra decente que arrojar. Simplemente es el reflejo de la necesidad de captar el voto hispano en los próximos dos años, debido a que este sector se ha desilusionado por la falta de empuje al tema migratorio. Es un paliativo evidente ante la polÃtica de control de armas, también, porque esta ausencia de decisión ha afectado a las familias de los mexicanos que viven en Estados Unidos. Si hubiera un mejor combate al tráfico de armas, habrÃa menos violencia en México y los paisanos no percibirÃan un deterioro en la calidad en la vida de sus familiares que siguen acá.
Obama tiene que entender que la única forma que tiene para recuperar el voto hispano no es una reforma migratoria, si no la generación de empleo. Volvamos a usar a Bill Clinton como ejemplo: el migrante hispano le tiene mucho aprecio porque con sus polÃticas nunca le faltó empleo, incluso hasta horas extras, para llevar más dólares al gasto familiar.
Nadie recuerda que fue durante su administración que se endurecieron las polÃticas antiinmigrantes con la Operación Gatekeeper. Obama tiene aun mucho que aprender de ese muchacho de Arkansas que algún dÃa hizo de la economÃa su principal prioridad y triunfó.