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La empresa Rancho San Andrés trabajó durante cuatro años para crear un rastro especializado en el manejo de carne de avestruz con miras a obtener la certificación Tipo Inspección Federal (TIF), objetivo que acaba de lograr y la convierte en la primera empresa de Latinoamérica en contar con un establecimiento de este tipo.
Ubicada en el Estado de México, Rancho San Andrés produce mil avestruces para abasto al año, lo que genera 35 toneladas de carne, de las cuales comercializa 80% a través de cadenas de autoservicio, y 20% mediante distribuidores, todo ello bajo la marca Delitruz.
Para los hermanos Sergio y Ricardo Guzmán, fundadores de la empresa, era claro que necesitaban crear de cero un rastro con miras a obtener la certificación TIF, porque “sin la certificación solamente podíamos atender el mercado local, y ahora ya podemos llevar nuestro producto a centros de distribución a nivel nacional”, comenta Sergio Guzmán, Director Ejecutivo de la empresa.
La certificación TIF implica que un rastro recibe inspección sanitaria permanente para garantizar la inocuidad de los alimentos. De acuerdo con la SAGARPA, estos establecimientos “tienen el propósito de obtener productos de óptima calidad higiénico-sanitaria con reconocimiento internacional, ya que cuentan con sistemas de inspección y controles de alto nivel que promueven la reducción de riesgos de contaminación”.
Por lo anterior, la certificación TIF le abre a Rancho San Andrés la oportunidad de llevar sus productos a todo el país y fuera de él. “Antes, podíamos atender solamente el 20% de la demanda nacional, ya que actualmente nuestro volumen de operación es de una tonelada y puede llegar hasta cuatro, pero la demanda a nivel nacional es de 10 toneladas mensuales”, señala el empresario.
Si bien esta certificación puede verse como el logro de una empresa, los hermanos Guzmán consideran que es un avance para la industria. “Esta certificación va a detonar la producción pecuaria a nivel nacional porque había mucha gente que quería invertir en este sistema productivo, pero no podían hacerlo porque no había compradores, y no los había, porque no existía el proceso certificado”, explica Guzmán.
Por si fuera poco, también el mercado internacional se presenta como una gran oportunidad, debido a que la carne de avestruz se vende cada vez más debido a su bajo contenido de calorías, colesterol y grasas, y su alto contenido de hierro y proteínas, según el Consejo Mexicano para la Promoción de la Carne de Avestruz.
“A nivel internacional se nos abre todo un espectro de posibilidades de comercialización porque con la certificación TIF se logran cubrir los requerimientos casi de cualquier país, y eso abre un mercado enorme en todo el mundo que está demandando varios miles de toneladas de carne de avestruz”, indica el empresario.
Rancho San Andrés comenzó a trabajar con los programas de apoyo empresarial de FUMEC en 2011 y, desde entonces, ha recibido consultoría por parte de la Fundación para mejorar sus procesos productivos, para capacitar a su personal en temas de inocuidad y para obtener su certificación TIF.
Para más información, puede visitar el sitio web de la empresa: http://delitruz.com

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