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Por la epidemia, ahora controlada, de influenza A, los restaurantes y establecimientos fijos de comida de la ciudad de México tienen que implementar una serie de medidas para evitar el contacto cercano de los comensales. Sin embargo, los puestos ambulantes no respetan las recomendaciones hecha por la Secretaría de Salud.

Mientras que los restaurantes tienen que espaciar a su clientela, en los puestos callejeros la medida es prácticamente imposible de implementar.

El lavado de manos o el gel antibacterial no se aprecia en varios comercios ambulantes y mucho menos la distancia entre comensales.

Por su parte, los restaurantes establecidos han visto disminuida la clientela, lo que no ayuda a “levantar” las ventas, ya de por sí bajas desde la restricción.

La semana pasada, empresas de comercio, de servicios y turismo estimaron en 777 millones de pesos diarios las pérdidas por la caída en la actividad económica de la capital del país, por lo que pronosticaron que si la contingencia terminara el 6 de mayo, el Distrito Federal habrá perdido 7 mil millones de pesos

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