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Son una decena de cadáveres: todos tirados, enrollados en plásticos blancos y amarrados. Unos, arriba de camillas de aluminio; otros abajo; otros más en el suelo. No es la escena de un crimen: es el patio de maniobras del Servicio Médico Forense (Semefo), donde parece ser que eso se ha convertido en un asunto habitual para esta dependencia de la Procuraduría General de Justicia, que es la responsable del resguardo de las víctimas que, por razones dolosas o accidentales, han perdido la vida.
Envueltos en lonas, hinchados y despidiendo mal olor se encuentran varios cadáveres sin identificar. De acuerdo con visitas realizadas por periodistas y documentación fotográfica en el sitio, durante diez días así continuaron, como si fueran desechos.
El olor a muerte traspasa la barda y se esparce a varios metros a la redonda, provocando la molestia de personas que pasan por el sitio o acuden a las recién inauguradas instalaciones del Centro Regional de Justicia Penal Acusatoria y Oral, zona centro.
«Me tocó en este gobierno ser testigo de que no se autorizó la preservación de cuerpos».
José Amado Avilez
Exjefe del departamento de Medicina Forense
Contrasta con la inversión realizada a la Dirección de Investigación Criminalística y Servicios Periciales, cuando el mandatario estatal hizo la entrega de equipo de balística, medicina forense y vehículos. Esto apenas en agosto pasado, aplicando casi 50 millones de pesos en las mejoras. Anuncio que no llevó inversiones a las instalaciones del Servicio Médico Forense, en donde la realidad es contraria: desde hace seis meses el cuarto frío en donde deben preservarse los cuerpos simplemente no opera porque se descompuso, confiesa personal de la fiscalía estatal.
Servicio Médico Forense de Culiacán es un horror

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