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“Cuando las manos de mi hijo fueron cobijadas tiernamente por las del Papa Francisco, mientras lo miraba dulcemente a sus ojos, no pude contener el llanto y solo atine a decirle gracias”, narra Elizabeth Díaz Solórzano.
Con alegría, comentó que vino desde Texas, Estados Unidos, a la reunión del pontífice con enfermos en la catedral de San Cristobal, “con un solo motivo, con un solo objetivo, que mi hijo recibiera la bendición del Papa Francisco y que ello me permita refrendar, fortalecer mi fe, para seguir atendiendo el padecimiento de mi hijo que es autismo”.
En entrevista en el interior de la Catedral, señaló que normalmente Brett, su hijo, se pone muy inquieto y nervioso cuando alguien se le acerca, pero al momento de sentir la presencia del Papa Francisco se quedó quieto. “Yo creo que sintió la presencia y tranquilo recibió la bendición papal, yo lo veo muy feliz”.
Díaz Solórzano resaltó que todos los que estuvieron en el interior de la catedral, lo que necesitan es salud, principalmente los niños. Originaria de Ocosingo, Chiapas, pero avecinada en Estados Unidos, aseguró que esto es lo más importante que le ha pasado a su hijo.
A pesar de que el papa salió de la catedral a las 15:04 horas, en el interior los enfermos permanecieron varios minutos más en sus lugares, no se movían y recordaban los momentos irrepetibles que tuvieron con el religioso de origen argentino, mientras que afuera, sus familiares esperaban pacientemente su salida.
El indígena Domingo Gómez López, quien vestía su traje tradicional, comentó que las palabras del papa Francisco a su hijo fueron muy importantes, “porque lo va a sanar, mi hijo va a mejorar, y me comentó que le va a ir muy bien”.
“Mi corazón vibraba de la emoción cuando me bendijo”, expresa Jhony Cabrera Aguilar, quien desde hace 10 años está en silla de ruedas, producto de una lesión medular y añadió que al quedar discapacitado atiende una tienda de abarrotes, “ya que a nadie en estas condiciones me da trabajo y yo tengo a un hijo que mantener”.
Aun con la emoción reflejada en sus ojos, y tratando de controlar sus nervios, Cabrera Aguilar dijo que pidió al pontífice “que me diera la fuerza para poder caminar y a mi familia que les diera salud. Yo necesito mucha fuerza para seguir en estas condiciones -le dije- y me pidió que rezara para que me fuera mejor, no solo por mi, sino también por él”.
Los testimonios eran los mismos, la emoción de estar frente al Papa Francisco, tenerlo de frente, mirarlo a los ojos “y sentir su bondad cuando te da la bendición son los momentos que nunca vamos a olvidar”, coincide Isabel Cota Viuda de Puig, al añadir que a sus 87 años vivió lo que nunca había pensado, al sentir al papa tan cerca.
Desde Comitán, Yolanda Rojas García platicó que tuvo la fortuna de estar en este encuentro con el Papa Francisco, ya que su hijo que nació a los seis meses, tiene parálisis cerebral, y su esposo ya no puede caminar porque es diabético, “mi tragedia es muy grande y necesito de esta bendición”, dice entre lágrimas.
La emoción de quienes recibieron la bendición papal se refleja en su rostro, hasta de los mismos sacerdotes pertenecientes a la diócesis de San Cristobal y que estuvieron presentes en el encuentro.
De acuerdo con el sacerdote Bernardo Rangel, cerca de 500 enfermos, muchos de ellos con padecimientos crónico-degenerativos, diabetes y cáncer terminal, recibieron las palabras de Francisco.
El sacerdote Heriberto Cruz Vera, emocionado, comentó que recibió la bendición del papa, a su persona y a la cruz que cuelga en su cuello.
Narró que el pontífice, al estar frente al sepulcro del obispo Samuel Ruiz, “detuvo su paso, lo observó y en silencio oró por unos minutos. Fue un momento muy importante para la diócesis de San Cristobal”, destacó.
El padre del Santuario del Cristo Negro de Tila, comentó que para ellos, la visita papal al sepulcro del obispo Samuel Ruiz, “fue como un reconocimiento a todo el trabajo pastoral y diocesano, hecho por Ruiz García, que en su momento fue incomprendido y se decía que era un error la forma en que amaba a Jesucristo, a la iglesia y a los pobres”.
Fue un día histórico para los católicos de Chiapas, quienes componen poco más del 60 por ciento de los habitantes de este lugar, para otros que profesan otras religiones fue el momento de mostrar pancartas alusivas a su religión.
A partir de este martes, San Cristobal de Las Casas volverá a su cotidianidad, pero en muchos seguirá el recuerdo del paso del papa.
Solo pude decirle gracias...

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