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Lily James
Tuvieron que pasar 65 años para que la princesa más emblemática de Disney regresara a la pantalla grande en una versión de acción viva, con actores de carne y hueso, que rinde homenaje a la cinta animada de 1950 y también a grandes clásicos del cine, como Lo que el viento se llevó, El mago de Oz o La edad de la inocencia. Aquí es donde Lily James entra en acción.
“Quería capturar la pasión y el amor de las grandes obras del cine, y tenía referencias muy claras, tanto visuales y temáticas, como de estilo gracias a películas como Lo que el viento se llevó, El mago de Oz o Amèlie”, comenta el director Kenneth Branagh desde un dorado salón del lujoso hotel Montage, en el corazón de Beverly Hills que tuvo la oportunidad de dirigir a Lily James.
“Recuerdo que cuando vi La edad de la inocencia (Martin Scorsese, 1993), que es una obra de arte, sentía que olía las flores, que tocaba la madera de la mesa y que me encontraba en otra época, así es que con La Cenicienta busqué brindarle esa misma experiencia sensorial al público”, añade el realizador.
La indicación de los estudios era muy clara: llevar a la vida real una de sus más grandes obras animadas, que a su vez se basó en el cuento clásico de Charles Perrault.
“Fue una invitación adorable para hacer esta película. Era todo un reto, porque absolutamente todos, desde el niño de cinco años a la persona más grande en la sala, saben exactamente qué es lo que va a pasar. Así es que no se trata de qué va a pasar, sino de cómo lo vas a mostrar, cómo lo vas a hacer.
“Pero nos sentimos muy seguros en que encontraríamos esa manera”, añade el cineasta, quien ha rodado 17 cintas como director, la mayoría de ellas adaptaciones de clásicos de la literatura como Frankenstein, de Mary Shelley o Hamlet, de William Shakespeare.
Uno de sus trabajos más recientes fue la primera entrega de Thor, para Marvel, inspirado en el popular personaje de las tiras cómicas, así es que hacerse cargo de La Cenicienta no era una idea demasiado descabellada.

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